Max Verstappen se deshizo de la amenaza de McLaren y Lando Norris para conseguir su cuarto Campeonato Mundial consecutivo en F1 2024. ¿Esta temporada demostró, más que su victoria de 2021 sobre Lewis Hamilton, que el piloto de Red Bull nunca será igualado por sus compañeros?
Siempre pareció seguro que 2021 permanecería para siempre, solo e intacto, como el mejor trabajo de Max Verstappen.
¿El triunfo de Max Verstappen por el título de F1 2024 es su mejor triunfo hasta ahora?Una versión de este artículo apareció originalmente en las conclusiones de PlanetF1.com del Gran Premio de Las Vegas
¿Cómo no iba a serlo? La ferocidad con la que se enfrentó a un campeón de la estatura de Lewis Hamilton, el aplomo con el que manejó la prueba más importante de su carrera hasta ese momento…
Incluso los pilotos más talentosos tienden a marchitarse cuando se exponen por primera vez a las presiones y el escrutinio únicos de una batalla por el título.
¿Max? Se lo tomó como si toda su vida hubiera estado preparándose hasta ese momento.
Y, por supuesto, así era.
Más que cualquier otro piloto que lo haya precedido, de hecho, tal era la certeza desde sus primeros días que se dirigía directamente a la cima.
Olvídense, si pueden, de cómo terminó 2021. Fue la absoluta falta de nerviosismo, esa aparente inmunidad a la presión, lo que realmente marcó el primer triunfo de Verstappen.
Con el nivel general de talento tan alto en el deporte moderno, esa cualidad (que tu técnica se mantenga firme y accesible incluso en los momentos más cruciales) es de inmenso valor para un atleta de élite.
Ha estado operando bajo un conjunto de presiones muy diferente y único en 2024, cuando sus más allegados a veces parecían el mayor obstáculo para un éxito aún mayor.
Tras haber perdido a Adrian Newey y a otros en el camino, y haber visto cómo el RB20 se desvanecía rápidamente de una posición de tanta fuerza, el padre de Verstappen, Jos, no parecía estar equivocado cuando advirtió que Red Bull, cuya estabilidad había sido anteriormente su mayor ventaja, podría “explotar” este año.
Sin embargo, el gran truco de Max ha sido hacer que la explosión se produzca a cámara lenta, conteniendo la marea el tiempo suficiente para hacerse con un cuarto Campeonato Mundial, uno que al menos iguale -posiblemente supere- el de 2021.
Sin embargo, al igual que Sebastian Vettel, el único piloto anterior en la historia de la F1 que pasó de cero a cuatro títulos en un solo gran paso, ¿la gloria suprema también llegará para señalar el final de una era?
Ciertamente, había pocas posibilidades de que Verstappen se cayera de rodillas en homenaje al RB20 al final en Las Vegas, como lo hizo Vettel de manera memorable con su Red Bull dominante en 2013.
Y si la vulnerabilidad actual del auto se mantiene el año que viene, es difícil imaginar que Verstappen y Red Bull repitan la hazaña sin una ventaja de 60 puntos con la que jugar en F1 2025.
Sin embargo, tal vez más que nada, esta temporada ha hecho evidente lo que ocurrió por primera vez en el resplandor de su derrota de Hamilton hace tres años.
Por muy talentosos que sean Lando Norris, Charles Leclerc, George Russell, Oscar Piastri, Andrea Kimi Antonelli y el resto, ¿cómo se supone que puedan competir con esto?
¿Cómo podrán cerrar alguna vez la brecha en experiencia y conocimiento de títulos que le otorgaron a Verstappen los antecedentes, combinados con su temprano comienzo en la F1 hace una década?
Sin una clara ventaja en el coche –más clara incluso que la que disfrutaron (o despreciaron) Norris y McLaren este año–, ¿quién podría superar en maniobras, inteligencia, fuerza, velocidad, puntuación y, en última instancia, abrumar a Verstappen durante una temporada completa?
Max, recuerden, ya ganaba grandes premios con Red Bull cuando Norris y el resto de sus compañeros todavía se abrían camino en las categorías inferiores (recuerden esa famosa fotografía de Verstappen encontrándose con un joven Lando de la mitad de su tamaño).
Ha habido más de unas pocas ocasiones en 2024 en las que eso se ha demostrado.
A menos que la situación se le escape de las manos –ya sea por las circunstancias o por la competitividad de su coche–, simplemente está demasiado avanzado, demasiado completo ahora para ser derrocado por una generación de pilotos que, a pesar de todas sus propias cualidades, tal vez nunca puedan llenar el vacío.
En otras palabras, es lo más cercano a lo imbatible que la F1 haya visto jamás.