El de Manacor ganó el torneo de Sopot en 2004, con 18 años y 73 días
A2.668 kilómetros de distancia de su Manacor natal, en una pequeña ciudad de Polonia, Rafa Nadal dio su primer mordisco hace ya 20 años. Sopot fue el escenario donde un jovencísimo Nadal, con tan solo 18 años y 73 días, comenzaba a escribir su historia en el tenis.
Pese a comenzar ahí su andadura, su primer título en el circuito se quedó en segundo plano en la actualidad deportiva. Ese mismo día, en medio de los Juegos Olímpicos de Atenas, el Dream Team caía ante Puerto Rico, la primera de las tres derrotas que cosechó el equipo estadounidense donde ya estaba un tal LeBron James.
El Real Madrid, equipo del alma de Nadal, también tuvo una gran noticia ese día, confirmando el ansiado fichaje de Michael Owen, Balón de Oro en 2001. El futbolista británico llegaba al equipo blanco después de varios años luchando contra el Liverpool para que finalmente se fuera dos temporadas después sin pena ni gloria de la capital madrileña. Ese mismo día, el mejor deportista en el mundo de la natación, Michael Phelps, continuaba deslumbrando en sus primeros Juegos, consiguiendo su cuarto oro olímpico esta vez en los 200 metros estilos.
Cinco días más tarde de ganar en Polonia, iría el propio Rafa a Atenas, cogiendo dos aviones y dos autobuses para debutar junto a Carlos Moyá en el dobles masculino. La dupla española perdió ante los brasileños Andre Sá y Flavio Saretta por 7-6(6), 6-1. Un estreno del que no hay recuerdo fotográfico.
Un 15 de agosto de 2004 que, 20 años después, queda marcado por ser el primer capítulo escrito por el balear en el circuito ATP. Tras un inicio de año quedándose en las terceras rondas de los grandes, el joven con todavía 17 años comenzó a dar las primeras muestras del temblor que asomaba en el tenis de aquel entonces. El primer aviso llegó en Auckland, Nueva Zelanda, donde el mallorquín se quedó a las puertas de su primer título tras ser superado por el eslovaco Dominik Hrbaty, tenista que llegó a ser número 12 y que colgó la raqueta en 2013 con 35 años, temporada en la que Nadal conquistó entre otros torneos Roland Garros, US Open o cinco Masters 1000.
Primera huella sobre la tierra batida
Un terremoto que terminó por eclosionar en agosto, pasado los Masters 1000 de Canadá y Cincinnati donde el balear se despidió a primeras de cambio, Rafa llegaba en la ciudad polaca a su segunda final ATP como 𝓈ℯ𝓍to cabeza de serie del torneo. Dejando por el camino al rumano Víctor Hanescu, el francés Arnaud Di Pasquale, al argentino Franco Squillari y en semifinales al catalán Félix Mantilla, el de Manacor se plantó en la final ante el argentino José Acauso sin ceder ni un solo set. Contundente y firme en el que era en ese momento el partido más importante de su carrera, Nadal se impuso por 6-3 y 6-4 colándose por primera vez en el top50, escalando hasta el puesto 48.
Su primera huella sobre la tierra batida guardó una curiosidad, y es que de aquellas su nombre, desconocido para la ATP, hizo que la organización escribiera mal su apellido en el cuadro (‘1st ATP Title Rafael Nadel’), una anécdota convertida en historia guardada en el museo de Rafa Nadal en Manacor.
Sopot fue el único título que consiguió en 2004. Un estreno en su superficie por excelencia que alertaba de lo que haría el balear el año siguiente en la temporada de tierra batida, conquistando sus dos primeros Masters 1000: Montecarlo y Roma, arrasando en Barcelona y cerrando la campaña de tierra levantando su primera Copa de los Mosqueteros.
20 años después, y con 92 títulos en su palmarés, siendo 22 de ellos Grand Slam, Rafael Nadal se ha convertido en leyenda viva del tenis. En sus cuartos Juegos Olímpicos, en París, su escenario favorito, el balear fue uno de los últimos en portar la antorcha olímpica. Un acto ejemplificador de la transcendencia del español tanto para la capital francesa como para el deporte mundial.
Rey por excelencia de la tierra batida, único jugador en ser número uno en tres décadas distintas, Rafa Nadal y sus 14 Copas de los Mosqueteros guardará un récord inalcanzable, o al menos de momento, para el tenis. Un mundo que en un día como hoy se vuelve a volcar con uno de los mejores deportistas de la raqueta de todos lo tiempos que tres décadas después de sus inicios vive sus últimos bailes sobre la pista.