Había vendido, por aquel entonces, 200 millones de ejemplares de sus álbumes (hoy son, según su web oficial, 300) y cantado en español, inglés, francés, alemán y portugués. Sin embargo, sintió la necesidad de recordar a España, su país, quién era él tras muchos años triunfando fuera. El disco La carretera se hizo para eso: baladas como La carretera sirvieron para mantener a la base de seguidores que admiraban su voz melodiosa envuelta en ritmos etéreos y números de pop latino como Agua dulce, agua salá eliminaron las sillas de sus conciertos para que un público joven bailase en ellos.
Ese mismo año, solo unos meses antes, un nuevo cantante había llegado con fuerza arrasadora al mercado latino, con una historia de triunfo y sorpresa final. Un tal Enrique Martínez, de nacionalidad guatemalteca según la nota que añadía a sus cintas, había enviado sus maquetas (con canciones escritas por él mismo en inglés y en español) a varias discográficas latinas. Una de ellas, la mexicana Fonovisa, mostró interés por aquel chico. Su nombre real resultó ser al final Enrique Iglesias Preysler (Madrid, 1975). No era guatemalteco, era español. E hijo del cantante latino más importante y vendedor de todos los tiempos.
“El dinero para aquella maqueta se lo prestó Elvira, que era la mujer que había educado a Enrique”, recuerda hoy Alfredo Fraile, que durante 15 años fue mánager y mano derecha de Julio Iglesias y hoy es asesor en una serie que se prepara sobre la vida del cantante. “Elvira había sido despedida por Julio cuando los niños se hicieron mayores y dejaron de necesitarla. Y Enrique, que la quería como a una madre, se la llevó a vivir con él. El dinero que sacó del despido se lo prestó a Enrique. Este, como agradecimiento, le dedicó aquel primer disco”. Elvira, que vive actualmente en España, viaja ocasionalmente a Miami a visitar a Enrique.
Aquel primer disco, Enrique Iglesias, que incluía éxitos como Experiencia religiosa o Si tú te vas, vendió un millón de unidades en tres meses y dejó a todo el mundo con un palmo de narices: raramente lograba el hijo de una gran figura del pop triunfar sin verse devorado por la sombra paterna. Julio se enteró casi a la vez que el resto de la humanidad de que ahora el pequeño Enrique era cantante. “¿Qué haces? ¿Tú estás loco? ¿Por qué has hecho esto sin decirme nada?”, contó Enrique Iglesias que le dijo su padre al enterarse. Suele hablar poco de este tema, pero en el año 2007 se sinceró con el periodista peruano Jaime Bayly en una entrevista realizada en Miami. “¡Yo sé sobre esto, no vas a poder conseguir nada sin mí!”, le dijo Julio a su hijo Enrique. Fraile confirma esta escena: “Julio escuchó el disco y estaba molesto. ‘Esto es un desastre, no me gusta nada’, decía. ‘No vas a llegar a ningún lado. Esto no va a vender’. Pero, de repente, el disco empezó a vender. ‘¡Has vendido un millón porque eres mi hijo!’, le dijo. Julio se sintió mal, herido en su orgullo”.