Es realmente difícil comprender el nivel de miedo y ansiedad que consume al dueño cuando su querida mascota desaparece, a menos que lo hayas vivido tú mismo. Ansiedad constante por su paradero, su bienestar o incluso su supervivencia. Estas son las preguntas que afligen al dueño con enorme estrés y tristeza.

Esta misma situación le fue revelada a Alan Wheaton, un coach de vida de 53 años, cuando una perrita Jack Russell llamada Mitzi desapareció durante una de sus salidas habituales. Esta fue la primera vez que Mitzi desapareció, dejando a Alan en un estado de profunda angustia y pánico.

Mitzi. Una fiel compañera

Alan le dio la bienvenida a Mitzi a su vida como cachorro en 2018 después de perder a su compañero de toda la vida, Tinker. Superar una pérdida tan grande fue difícil, pero tener a Mitzi a su lado hizo que las cosas fueran más llevaderas.

Mitzi siempre ha sido una chica cariñosa y leal desde el primer día, y sigue fielmente a Alan a donde quiera que vaya. ¡Es una perrita querida que adora acurrucarse con su dueño! E incluso durante los momentos de travesuras o comportamiento extraño, no pierde su encanto irresistible.

Un día, un par de compañeros esclavizados decidieron dar un paseo habitual cuando un basset hound comenzó a perseguirla. Desafortunadamente, ella no regresó.

Desapareció durante dos días seguidos

Alan pasó el resto de ese día buscando desesperadamente a su perro, pero sin ningún éxito. A pesar de rastrear completamente el área, no había señales de Mitzi, quien desapareció misteriosamente.

Como ya estaba oscuro, Alan finalmente regresó a casa. Pasó una noche sin dormir, llena de preocupaciones por su pequeño compañero, que nunca había dormido al aire libre. Dada su vulnerabilidad ante posibles depredadores en el bosque, no pudo evitar temer lo peor.

La búsqueda continuó durante los dos días siguientes, pero no hubo suerte en encontrar a su amado compañero. Alan incluso distribuyó carteles de desaparecidos por la zona con la esperanza de recibir alguna información de la comunidad local.

Justo cuando todo parecía sombrío y desesperado, alrededor de las 11 de la mañana, recibió una llamada telefónica inesperada.

Un residente informó que su perro estaba husmeando alrededor de un agujero cerca de su casa. Alan dejó todo y se apresuró a investigar ese lugar.

Un reencuentro emotivo

Al llegar al lugar, sacó algunos de los juguetes de Mitzi y los apretó juguetonamente cerca de la entrada del pozo. En unos momentos, escuchó un débil gemido de Mitzi, aunque no podía verla. Con la ayuda de los residentes cercanos, comenzaron a cavar en el hoyo. Después de casi dos horas de esfuerzo decidido, ¡por fin se reunió con Mitzi!

Cuando su cabecita salió del agujero, miró a su amado padre. Él se acercó a ella y la levantó con delicadeza hasta su pecho mientras las lágrimas corrían por su rostro.

La multitud que ayudó a este hombre a salvar a su perro estalló en vítores de alegría. Estaban emocionados de ver al dueño y a su amada mascota finalmente reunirse después de soportar tantas dificultades juntos.

Habiendo perdido casi toda esperanza, Alan finalmente abrazó a Mitzi. Derramó lágrimas al pensar en todo lo que podría haber salido mal si no la hubiera encontrado a tiempo. Pero ahora ella estaba allí, segura y protegida en su regazo, ¡y eso era todo lo que realmente importaba!

Sigue fuerte

La buena noticia es que esta niña blanca y morena salió ilesa después del accidente.

No sufrió ninguna lesión, solo algunas garrapatas que le quitaron tan pronto como fue rescatada.

Mitzi y su papá todavía están bien, ¡disfrutando de su vida juntos! Incluso él creó una cuenta de Instagram llamada MiracleMitzi en su honor, donde Mitzi comparte aventuras diarias con sus seguidores.

El “accidente” de Mitzi solo fortaleció su vínculo y se amaron aún más después de que ella fuera rescatada milagrosamente ese día del pozo.