En los años 2000, Seagal enfrentó múltiples acusaciones de acoso 𝓈ℯ𝓍ual, lo que contribuyó a su declive en la industria cinematográfica. Las críticas se intensificaron cuando sus comportamientos personales comenzaron a ser objeto de atención pública, y su reputación como un maestro en artes marciales se vio empañada por sus actitudes controvertidas. A pesar de sus intentos de reinventarse a través de proyectos de bajo presupuesto y un reality show, su imagen se deterioró aún más.