El testamento no solo debía ser una formalidad para distribuir sus bienes, sino que se convirtió en el detonante de un conflicto latente entre sus hijos: Alejandra Guzmán, Silvia Pasquel y Luis Enrique. Desde el funeral, sus relaciones se habían deteriorado, y durante la lectura se hizo evidente la falta de conexión entre ellos. Cada uno llegó por separado, sin cruzar palabras, reflejando años de resentimientos no resueltos.